top of page

Mercados vs supermercados en la Ciudad de México

  • Foto del escritor: Mariana Mata
    Mariana Mata
  • 8 oct 2015
  • 5 Min. de lectura

Comprar, vender e intercambiar no tienen fecha de origen ni de expiración, pues son actividades económicas y sociales inseparables de la humanidad en pro de su supervivencia. El origen del intercambio planteaba fines ceremoniales y creación de lazos sociales. A través de estos trueques era posible interconectar sociedades en sistemas recíprocos cuidadosamente regulados.

En México, el proceso de comprar y vender se ha transformado con los años. Si los mercados representan desde hace siglos, además de una actividad de abastecimiento cotidiano, una fiesta para los sentidos con sus colores, bullicio, olores, sabores y diferentes texturas presentadas al cliente potencial, el desarrollo masivo de las sociedades de consumo ha resignificado este ritual ancestral y lo ha llevado a convertirse en algo más estandarizado: el ritual de la compra ha visto una transmutación orientada hacia el consumo 24 horas en pasillos de luz blanca potente con productos de todas partes del mundo y diversas marcas.


El origen de las mercancías

Nuestra tradición comercial se remonta a la época prehispánica. La antigua cuenca de México contenía cinco lagos intercomunicados, y gracias a este ecosistema era posible el abastecimiento de víveres. De los tianguis dispuestos en el antiguo México, el más extenso fue el mercado de Tlatelolco. En él la producción, variedad y la organización eran un retrato de la riqueza del imperio azteca. Este fue el mercado que conocieron los conquistadores españoles en 1521. A su llegada a Tenochtitlán, los conquistadores quedaron impresionados con el orden y el tipo de mercancías que se vendían en las calles de Tlatelolco.


Las crónicas de Bernal Díaz de Castillo son testimonio de la magnitud y nivel de organización del mercado prehispánico. Este era un lugar donde el trueque o las semillas de cacao eran la moneda de cambio. Miles de personas se congregaban para comprar frutos, carnes, pieles, verduras, semillas, hierbas medicinales, piedras preciosas y demás necesidades prehispánicas. Este lugar no fue sólo el centro de intercambio para más de sesenta mil almas que compraban y vendían; también es el antecedente de una economía que con el paso de los siglos se ha transformado, y que actualmente se encuentra en peligro de extinción.


El Distrito Federal cuenta con 328 mercados públicos, conformados por 71, 496 locales comerciales. Los datos presentados a continuación fueron obtenidos del Laboratorio de Datos para la Ciudad. La base de datos tipifica a los comercios en: mercado tradicional, mercado especializado, regional, turístico-regional y turístico-especializado. En los mercados tradicionales se venden todo tipo de productos como verduras, frutas, abarrotes, granos, carnes. Existen alrededor de 276 mercados tradicionales en el Distrito Federal. Los 42 mercados especializados en DF ponen a la venta sólo un tipo de artículo.


Los mercados públicos fueron construidos en lugares estratégicos de los barrios y colonias del Distrito Federal. Hoy esos sitios se han convertido en lugares que otorgan identidad al territorio, como La Merced, el Mercado de San Juan, el de Sonora y el de Jamaica definen la actividad económica, social y cultural del lugar. Sin embargo, con el transcurso de las décadas, los mercados se han transformado y han sufrido las consecuencias del abandono y la poca atención. Desde 1951 no se habían rehabilitado aquellas instalaciones. El presupuesto asignado de 2015 para multiplicar los recursos de los mercados, así como para rehabilitar la construcción de aquellos que se encuentren en malas condiciones, fue de 70 millones de pesos.


Los mercados públicos generan alrededor de 280 mil fuentes de trabajo. Esta red de 328 establecimientos suma más de 70 mil locales en las 16 delegaciones del DF, y ofrecen calidad, frescura, variedad de productos en lugares cercanos a la población en general. Por otra parte, las tiendas de autoservicio, ofrecen horarios amplios (8 am a 10 pm, en general) un mayor número de productos, lugares de estacionamiento, limpieza y seguridad. De los 677 comercios en el Distrito Federal, 48.45% son mercados públicos, mientras que el 51.55% restante son supermercados. De acuerdo con los datos estadísticos (Laboratorio de Datos) las delegaciones Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza y Cuajimalpa de Morelos agrupan el 40% de los mercados públicos en el DF, mientras que Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc contienen el 38.15% de los supermercados de la Ciudad de México.








El origen del consumo

La primera tienda de autoservicio en México apareció en 1945 en el Distrito Federal, poco después Sumesa abriría sus puertas en 1946, y Comercial Mexicana en 1959. Para 1970 los supermercados eran una realidad viable en la Ciudad de México, significaban competencia y también comenzaban a ser una amenaza para los mercados tradicionales. De acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional (INEGI 2014) en el Distrito Federal existen 349 supermercados, esto sin contar las tiendas de conveniencia. Esta cifra comparada con los 328 mercados públicos que existen no resulta tan impactante. Sin embargo, un buen número de las tiendas de autoservicio están afiliadas a la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales: tiendas como Chedraui, Comercial Mexicana, Costco, Soriana, Sumesa y Walmart, sólo por mencionar algunas, forman parte de las 106 cadenas que integran esta asociación, y que en 2015 aumentaron un 7.8% sus ventas en la segunda mitad del año.







En el último conteo realizado por la ANTAD en toda la República Mexicana existen 106 cadenas comerciales con 32, 220 tiendas. De estos números 37 cadenas corresponden a las 4,956 tiendas de autoservicio en todo México. La rápida expansión de los supermercados en México se debe al constante crecimiento de la urbe, que demanda alimentos estandarizados y baratos que ofrecen estos establecimientos. Durante las últimas décadas los establecimientos de autoservicio se han consolidado sobre los mercados públicos debido no sólo a los horarios sino también a la nula publicidad de los mercados, la falta de condiciones sanitarias, así como la falta de crédito a los usuarios.


Si bien los mercados públicos en la Ciudad de México son testimonio de la tradición de compraventa también lo han sido de la transformación de la ciudad. Muestra de esta reinvención metropolitana son las condiciones actuales de dichos comercios públicos: la falta de mejoras y el atraso en competitividad frente a los supermercados plantean la necesidad de una renovación que debería ser prioritaria para las comunidades.


Frente a la necesidad de consumo de una urbe de más de 8 millones de personas, los mercados aún son parte, no sólo de la economía popular sino también del recorrido histórico del comercio en México. Para que estas pequeñas y medianas empresas de comercio puedan competir contra los supermercados es necesario rescatarlos como un espacio patrimonial; esto generaría un efecto multiplicador a nivel cultural y turístico. Entre otras necesidades de los mercados en el DF se encuentran aumentar la seguridad, gestionar estrategias comerciales para que los recursos generados sean reinvertidos en los mercados, convertirse en lugares que ahorren energías y que reciclen productos, así como acatar las normas sanitarias y, por último, transformar estos espacios en entidades financieramente sostenibles.


publicado en: http://propiedades.com/blog/arquitecura-y-urbanismo/mercados-vs-supermercados-en-la-ciudad-de-mexico

Entradas recientes

Ver todo
  • Black Facebook Icon
  • Black Twitter Icon
  • Black Instagram Icon

© 2016 Mariana Mata. created with Wix.com

bottom of page