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Ninguna imposibilidad absurda puede contra una misión de Dios. The blues brothers y su odisea musica

  • Foto del escritor: Mariana Mata
    Mariana Mata
  • 2 jun 2014
  • 4 Min. de lectura

Sombreros, trajes , corbatas negras, gafas de sol y un par de delincuentes residentes de Chicago Illinois que se sumergen en una misión de Dios. Este par nos invitan a formar parte de la hermandad del Blues. The Blues Brothers (1980) es una comedia, un musical, una road movie y una misión de Dios. Es también un combo de explosiones, persecuciones, nazis, policías, ejército, una banda de folk norteamericana, y Blues, mucho mucho Blues.

Jake y Elwood Blues son intolerantes, astutos, graciosos de manera involuntaria, delincuentes, músicos, ladrones, mentirosos patológicos, y embaucadores profesionales. Este dúo de cantantes y actores fueron creados por John Belushi y Dan Aykroyd en 1978 en la emisión televisiva Saturday Night live, Los hermanos blues (y como siempre, en la malograda traducción al español “Los hermanos caradura”) corresponden a una década donde Norteamérica era la panacea de la delincuencia, el desorden, el caos y los excesos.

La trama de esta comedia es simple, y la ejecución cinematográfica es impecable. Durante las 2 horas y 10 minutos de la cinta somos cómplices de un par de delincuentes y artistas, Jake y Elwood Blues, quiénes en la búsqueda de recaudar dinero para salvar al orfanato en donde crecieron y aprendieron el amor por la música, se ven envueltos en una serie de eventos desafortunados y llenos de comicidad icónica. La misión que Dios les ha encomendado es reunir a su antigua banda, para juntar fondos a través de un concierto de caridad, y así salvar el orfanato donde crecieron.

Los hermanos Blues se enfrentan a estructuras que desafían su misión: Conseguir de manera honesta cinco mil dólares para mantener abierto el orfanato donde aprendieron todo lo que saben sobre música. Quizá es esta motiviación, ver a su mentor y al pingüino (la monja que los cuido) sin hogar por la que los Hermanos Blues reciben la iluminación de dios a través del Reverendo Cleophus (James Brown). Es en este momento de epifanía epifanía Jake ve que las posibilidades de salvación radican en reunir a su banda una vez más y este es el primer problema de la odisea: Reunir a la banda.

La banda está conformada por Murph & the magic tones, Mr Fabulous, Matt “guitar” Murphy y Blue Lou. La lealtad, pese a la renuencia, de los miembros de la banda es lo que posibilitan que la misión de Dios sea completada. Y una vez embarcados en esta imposible tarea, somos parte de una visión sobre como abandonar lo establecido y regresar a uno de los placeres elementales de la vida: la música. Es un filme que crece cada minuto, se apodera de lo absurdo al construir situaciones absurdas como que un grupo de nazis de Illinois, la policía, una banda de Country y una novia psicópata persiguien y sin saberlo atentan contra una misión que es más grande que ellos.

En cuanto a la producción, el equipo y el talento son reflejo de la década de 1970 y 1980 con apariciones como la de John Candy o la supermodelo Twiggy. Con full shots perfectamente planeados , asistimos a escenas de persecución de la vieja escuela donde la agilidad y la locura nos llevan en una vertiginosa serie de eventos desafortunados que estarían destinados al fracaso bajo otras circunstacias.

En el magnífico elenco de esta película también participa Carrie Fisher, mejor conocida en el mundo del cine por su papel como la princesa Leia en la saga de La guerra de las galaxias (1977-1983). Como dato adicional, Carrie y John Belushi fueron buenos amigos en el mundo de la actuación y también en el de la adicción. Belushi murió en 1982 debido a una sobredosis de cocaína y heroína.

La magia de la película se debe a la música, aquí personalidades icónicas de Blues enmarcan el soundtrack que incluye a Henry Mancini, Aretha Franklin, James Brown, Cab Calloway, Ray Charles, entre otros. El vestuario es de Deborah Nadoolman quién también trabajará en Indiana Jones y el Arca perdida (1981), y en Un príncipe en Nueva York (1988). La dirección de arte corre a manos de Henry Larrecq, quién construyera los escenarios de la serie televisiva de Familia Monster (1964). Las coreografías son obra de Carlton Johnson, quién también trabajó para el musical del Mago de Oz (1978)


El guión y la trama fueron escritas por Dan Aykroyd, a quién también recordamos por su participación (y creación) de otros éxitos ochenteros como Los Cazafantasmas (1984). Así esta cinta mezcla la ironía de la sociedad estructurada frente a las normas y el supuesto funcionamiento perfecto ante las reglas en Estados Unidos. Se burlan de la estructura a través de una sátira que nos muestra como todo falla en ese campo perfecto frente a la locura que una misión de Dios propone. Todos los obstáculos son librados en una serie de secuencias caóticas, sin sentido y con una producción en la que los automóviles explotan y somos perseguidos por la policía , el ejército y unos nazis

Al final está película se vende sola gracias a las secuencias de acción, persecución, explosiones, que llenan nuestra pantalla mientras nuestra curiosidad y ánimo crecen de manera exacerbada gracias a la música y coreografías llenas de comicidad. Es también una búsqueda por la libertad musical. Tanto que ni siquiera en prisión pueden dejar de tocar. La música los libera, es su única esperanza en una sociedad que los condeno desde la infancia.

La secuela de esta película, fracasó terriblemente porque repiten los chistes de la primera parte, aunado a la ausencia de Belushi en la cinta nos hacen regresar sistemáticamente a la primera parte y disfrutarla un sinnúmero de veces.


publicado en : http://www.filmemagazine.mx/kardex/show_public.php?noticias_id=1157

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